martes, 27 de octubre de 2009

Encuentro casual con doble de escritor

Acabo de volver de mi clase en el CABA y tengo una hora para almorzar, bañarme, terminar una cosa para el laburo (como si no me fuera suficiente con la tarea para mis estudios, a veces tengo tarea para el laburo) y partir para este. Pero no podía dejar de pasar por acá y dejar nota del tan pequeño, simple y divertido episodio que acabo de vivir. Tal vez porque aún con el tiempo justo, no podía dejar de perderlo un poquito (porque llegar temprano.. ¡jamás! ..jajaja), o tal vez porque venía leyendo el libro que me regaló mi hermano por mi cumpleaños, "El Pibe Que Arruinaba Las Fotos", de Hernán Casciari, donde cuenta anécdotas de su vida con un humor que encuentro delicioso, o tal vez porque, simplemente, "aguante la vida ♥", como dice un fragmento de un mail que una vez le escribí a Madre y que esta imprimió y colgó con un imán en la heladera.

La cuestión es que salí del subte, con una sonrisa que me dejó mi lectura diaria en el transporte público, y caminando por mi cuadra vi que enfrente estaban los pibes de la escuela cuyo patio da a la calle y está separado de esta por una reja (logrando una encantadora analogía entre presos y "el futuro", o sea, los bepis) pidiendo por la pelota que se les había escapado, cosa que ocurre normalmente, y como justo un tipo pasaba por ahí, lo llamaban a él. Él agarró la pelota de la vereda y la pateó, pero rebotó en la reja, y la volvió a patear, pero volvió a rebotar y caer de su lado, entonces la agarró con las manos y la tiró sobre la reja. Los pibes la agarraron y siguieron jugando en su recreo, mientras este siguió su camino.

Yo reía por dentro, pero inocentemente para mi sorpresa, cosa que rara vez logro porque suelo ser muy criticón y juzgador, creyendo que era el único que había presenciado el episodio cuando detrás mio escucho un "qué pelotudo", pero con el mismo tono libre de mierda con el que yo reía, y me di vuelta. Atrás mio caminaba un gordito simpático que había notado que yo también estaba atento a la vereda de enfrente. Intercambiamos una sonrisa y seguí caminando los pocos metros que quedaban hasta la entrada de mi edificio. Donde vi por el reflejo del vidrio de la puerta que pasó detrás mio y siguió por la cuadra. Pensé "ja, se parece al Gordo Casciari", y entré.

En mi viaje en ascensor supe que tendría que plasmar lo mucho que disfruto de compartir pequeñas cosas como esa en la vía pública y lo mucho que estoy empezando a disfrutar de todo este mundo de las letras.

viernes, 23 de octubre de 2009

Deal with the Devil

Apparently Death is not pursuing me like he is to others. He seems to have given me his card with his phone number on it, to call him whenever I want.

I'm better waiting for him to get bored some far-away-from-here day.

domingo, 4 de octubre de 2009

Lifestyles

Ayer tenía ganas de escribir una cosa, pero no tenía una conclusión más elaborada que "Eso." (me había imaginado escribiendo eso al final de la entrada y todo), y como no terminaba de cerrarme entre eso y demás cuelgues, no lo hice y me fui a dormir temprano.

Soñé.

En mi sueño pasaba por un par de situaciones, no muy dramáticas, aunque en una de esas me tenía que operar de varicocele por 4ta vez según me decía un médico, pero creo que al final me terminaba yendo del sector hospital (digo sector porque vieron que el escenario en un sueño se va transformando, entonces no hay un hospital entero sino un sector hospital, como un sector Shopping, un sector calles, un sector micocina, todo dentro del mismo escenario onírico) porque me daba cuenta que... era un sueño, y en la realidad no me tengo que operar; hace poco me hice un chequeo y salió todo bien por suerte.

Sea como sea, era una pequeña aventura, un viajecito. Y venía necesitando viajar un poco se ve. Terminaba en mi cocina con Madre y Hermano, quien se preparaba para iniciar otro viaje por el mundo, empezando por Europa. Le preguntaba en qué país empezaría su travesía y me contestaba Itialia. Y justo cuando estaba por salir de la cocina me invadía una sensación que me hacía llorar, no la podía contener por lo que me dejaba caer medio arrodillado, medio sentado, en el suelo, junto a la puerta, y mis ojos se inundaban. No me sentía mal, por el contrario. Familia me preguntaba qué me pasaba y yo les decía que me había imaginado yendo a Italia y sentándome en un restaurante de barrio a comer un plato de pastas, y me había emocionado. La simpleza del hecho y a la vez la posibilidad de viajar y conocer una tierra tan distante me habían emocionado al punto de quebrarme. Me desperté bastante sorprendido.

Noté la coherencia de mi sueño con lo que venía y vengo pensando últimamente. Y es que al trabajar en la calle, en Palermo, uno ve contrastes bastante extremos. Y no recuerdo si fue así siempre, pero sí soy consciente que desde hace un rato largo ya, me viene llamando mucho la atención la basta variedad de estilos de vida que tenemos los millones de humanos que somos, y me despierta ganas de recorrer el mundo para conocer los más que pueda.

Por ejemplo, he conocido personas en mi trabajo que suelen pasar el fin de semana (uno común, no uno largo) en Miami; personas que laburan más de 12 horas por día, todos los días, para mantenerse; y anteayer, al cartonero que suele pasar a la noche por la zona. Que al arribar la rica esquina (y es que suelen haber montañas de bolsas y cartones apilados ahí) se sentó en un escalón, aparentemente esperando algo. Me acerqué y charlamos un cacho. Me contó que hace tres viajes diarios, de entre 2 y 3 horas cada uno. También que está esperando para poder sacar la licencia de conductor de camiones, espera que el día de mañana pueda laburar de camionero y le vaya un poco mejor.

A todo esto podría sumarle que empecé a ver la serie de televisión Weeds, que recomiendo, y trata de una blanca que vive en una suerte de barrio privado y vende marihuana que le compra a unos negros de los suburbios, como para reforzar los contrastes, jajaja.

Y a mi me sigue “limando” mucho imaginar una vida donde puedo decidir ahora mismo tomarme un avión dentro de unas horas para ir a algún recóndito lugar de este planeta, y más me lima preguntarme si el que nació en una situación totalmente distante de esas posibilidades puede siquiera imaginarlo.

Entre tantas sensaciones de sorpresa y anhelo, me encuentro escribiendo esto, sin saber bien a qué pretendo llegar. Aunque sí sé que me encantaría llegar a tener un laburo el día de mañana que me permita recorrer el mundo, no hay dudas sobre esto.

Y mientras escribía me tomé una pausa para desayunar, con Madre que se levantó hace poco también, a quien le conté mi sueño y me dijo "tal vez te conmocionó el imaginar esa sencilla situación italiana porque en alguna vida pasada viviste ahí y solías disfrutar de esa rutina".

"No se me había ocurrido... Puede ser...", le contesté, mientras pensaba "creo que acabo de encontrar la conclusión para mi entrada del blog".

Eso.