domingo, 30 de mayo de 2010

Qué bonito fin del mundo

No es la primera vez que sueño con el apocalipsis. Ya me ha encontrado en otras tantas noches y lo he tenido que enfrentar. Esta vez fue en una forma más profética ya que por lo general suele ser repentino o inesperado. Supongo que era el año 2012 porque esta vez lo "esperábamos". Graciosamente el dj Mettanoia-Godha había organizado una rave para ese momento y creo que estaba yendo a ella cuando se acercaba el momento del juicio final porque no recuerdo haber estado mucho en la fiesta hasta notar una luz en el cielo que indicaba que faltaban pocos minutos. La incertidumbre reinaba en el ambiente por lo que no creo que nadie supiera muy certeramente qué era, aunque la posibilidad de que fuera un meteorito predominaba.

Bueno, acá empieza el flash (ponele, jajaja):

Alguien disponía de una especie de trineo volador (o tal vez era una suerte de trencito, pero no era muy grande y era de madera) y nos invitaba a subir para dar un paseo y tener una mejor vista del "espectáculo". La fiesta era en la ciudad por lo que no teníamos buen panorama desde donde estábamos. Subí junto a otros pero eramos demasiados o era poco diestro el conductor porque ascendimos unos pocos metros y el vehículo empezó a temblar y terminó por caer, volcando y obligando a cada uno a hacer uso de sus destrezas. Recuerdo haber caído dentro de todo bien porque no me hice daño y miré al cielo.

La luz era cada vez más nítida y se empezaba a poder distinguir dónde caería. No parecía ser muy lejos por lo que empecé a correr hacia allá. En ese momento, mientras corría por las calles de lo que podrían ser los alrededores de la Capital Federal, me invadió cierta tristeza. Hasta el momento no había tenido posibilidad de ponerme introspectivo por toda la euforia general (tanto por parte de los ansiosos creyentes esperanzados como de los escépticos desesperados y los equilibristas que bailaban en el medio de ambos bandos). Pero en ese momento de soledad me di cuenta que si bien tenía cierto miedo (porque aún no siendo seguro que el evento próximo implicaría muerte por supuesto que el que fuera una posibilidad me asustaba) era más tristeza lo que sentía, me daba pena lo que pudiera ocurrir, o tal vez me daba pena preguntarme si se pudiera haber evitado.

Sea como sea tenía curiosidad y no me iba a perder semejante acontecimiento. Mientras corría entendí qué estaba cayendo. No era un meteorito, era un pedazo de chatarra, parecía una locomotora o algo por el estilo. ¿Eso era todo? No podía ser... Este momento estaba señalado como definitivo. No podía ser un simple pedazo de chatarra espacial.
No pude llegar a destino antes de que viera al objeto metálico, oxidado y prendido fuego, atravesar el cielo sobre mi cabeza y caer a pocas cuadras de ahí. Oí el ruido del impacto y mis músculos se tensionaron aún más. Corrí para llegar y descubrir qué estaba pasando y entonces... me desperté.

sábado, 29 de mayo de 2010

Este espacio será mi santuario. Estas palabras serán mi mantra personal. Cuando esté débil las leeré para recordar el equilibrio y la armonía, la belleza y la inspiración brindada por otros, para recordar las sonrisas y las miradas, los mimos y el afecto, el calor y el vértigo, la aventura y la emoción, el arte y la grandeza (que nos hace sentir tan minúsculamente gigantes), los colores y la luz, la música y el movimiento, los sonidos y la magia, los sabores y las texturas. Porque la vida es un regalo maravilloso que quiero agradecer expresándome, permitiéndome equivocarme, perdonándome por ello y alentándome a volver a intentarlo, creando y compartiendo. Este será mi mantra para los momentos en los que me sienta abrumado y pierda la fé en mi mismo. Estas serán las palabras que me ayuden a recordar para perder el miedo y ganar la confianza, para volverme a levantar y seguir.

sábado, 8 de mayo de 2010

Abrazo

Nuevamente del Otro Lado, me encuentro con ella. Me la cruzo en el cumpleaños de alguna imaginaria amiga que tendríamos en común. La evito durante la noche. No tengo nada que compartir con ella. Ocurren cosas, cosas insólitas. Estando en el jardín frontal de una casa somos testigos de locuras que pasan en la calle. Vivimos una noche agitada. En un momento hasta interviene la policía. Pero la noche sigue.

Entonces, cuando el amanecer está amagando con manifestarse, ella decide irse. Mientras camina con la anfitriona hasta la reja para que le abra yo sigo un impulso y me paro, corro hasta su lado y me detengo, mirándola. Me mira. Nos miramos...

Un silencio breve.

Y la abrazo. La quiero despedir. La aprecio, y la abrazo. Le digo esto. "Te quiero". Ella lo recibe bien, pero contesta "Sí, ya sé, soy como tu otra mitad", con un tono de voz que denota que está intentando adivinar qué siento por ella, tal vez parodiando el in lak'ech que alguna vez seguramente le dije. Pero yo no me siento así; y la corrijo, le digo: "No... Yo soy entero en mi mismo, como vos, como todos. Pero te quiero, por eso te abrazo."



No entiendo por qué mi Subconsciente sigue tirándome la posta.



miércoles, 5 de mayo de 2010

Síndrome del astrólogo antiguo que entró en un vórtex temporal y viajó al futuro

Lo padezco. Síndrome que acabo de nombrar pero que conozco hace largo rato ya. Es tedioso.

Cada vez que me encuentro caminando por las calles de la ciudad de noche y una luz blanca me llega por el borde superior del ojo, filtrándose por mis cejas y pestañas, miro para arriba buscando la Luna y... ¡es un maldito reflector alumbrando un cartel publicitario!