miércoles, 5 de enero de 2011

Santuario

"Desde ahí arriba las cosas se ven muy diferentes.
Las prioridades cambian. El silencio se agranda."

Una vez más me enfrenté contra la Ansiedad. ¿Podía ser cierto? ¿Tan pronto volvería a atacar? No habían pasado más que horas desde mi último momento de intimidad con otra persona. Desde la última vez que sentí la Unión. Y menciono esto porque esos momentos son, sin duda, momentos en los que la Ansiedad no jode, ratos en los que se toma unas vacaciones, o un recreo.

"Siempre va a volver.. mientras sigas dependiendo de algo (o alguien) externo", me dijo una parte de mi a mi mismo.

Encima mi amiga me colgó, o peor, desapareció, ¡qué bronca! Habíamos quedado en vernos hoy, en merendar y charlar de la vida, no nos vemos hace mucho. Esto me pone de malas.

Estaba en lo de mi Madre, esperando un colchón que había comprado. Podía llegar entre las 14 y las 19hs., así que me había llevado el libro "Bailando con Lobos", el ejemplar número 1 de la revista "Orsai" y mis cosas de dibujo para no aburrirme. Pero no tenía ganas de nada, así que tras dar unas vueltas por el departamento me puse a ver "El Abrazo Partido" en cuevana.tv.

Ya la había visto, pero me dieron ganas de recordarla. Faltando media hora para que termine sonó el portero eléctrico. Eran los del colchón. La dejé en pausa y bajé a abrirles. Por suerte el colchón entró en el ascensor y nos ahorramos subirlo por las escaleras los 18 pisos. Cuando se fueron terminé de ver la película. Cuando terminé de ver la película ya no tenía nada que hacer en ese departamento, así que subí a la terraza para visitar mi Santuario antes de partir para mi casa.

Mi Santuario no es la terraza de ese edificio, sino la parte de arriba del tanque de agua y los ascensores. Lugar donde terminé de leer "Siddharta" de Hermann Hesse y donde brindé con mis amigos a las 00:00hs. del 1 de Enero del corriente año.

Subí ahí arriba y me senté. Contemplé un poco la Ciudad, el río a lo lejos y el Cielo. Escuché el silencio y me dieron ganas de repetir la costumbre, que había realizado una sola vez hasta ese momento (en La aventura del viaje), de mandarme un sms a mi mismo. Por si nunca lo probaron, sí, llega.

Empecé a escribir cursilerías boludas que no me convencían y lo dejé. Saqué la revista Orsai de mi mochila y empecé a hojearla. Me cagué de risa.

Entonces me sonó el celular, era un sms de Puni. Decía: "Recuerda este momento. El presente."

Lo dejé en mi mochila, guardé también la revista, y me quedé un rato más ahí. Estaba solo pero no me sentía solo, yo mismo me hacía compañía. Y me dieron ganas de escribir.

"Supongo que es por no dibujar tanto como quisiera..", pensé, "..esa necesidad de escribir, de crear". Sí, puede ser. Como había leído en "El Arte de Amar" de Erich Fromm, lo que más acongoja a nuestra especie es la "separatidad", que combatimos como podemos: religión, sexo, amor, drogas, trabajo y también el arte.

Pero cada vez que me siento frente a la caja de texto vacía del editor de entradas de mi blog no sé qué escribir ni cómo. Pero ¿no acababa de cagarme de risa por leer alguna que otra "mala palabra" en la revista, algún que otro "argentinismo"? No eran cosas tan brillantes.

Una vez un Uruguayo me dijo en un camping de Esquel cuando charlábamos sobre comics: "Lo importante es tener algo para contar. Si tenés algo para contar ya está". Otra vez, mi profesor de dibujo me dijo "No importa tanto qué se cuente, lo que importa es cómo se lo cuente".

Yo no sé cuál sea el secreto o la posta, pero sí sé que si uno pretende vencer a la Separatidad con el arte, lo mínimo que ha de hacer.. es algo.

Después de eso bajé a la calle y volví caminando a mi casa por las cuadras de siempre donde las cosas se ven tan diferentes.

1 punicomentarios en esta punientrada:

Unknown dijo...

thank u for sharing the love <3

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